Mientras desalienta la aparición de eventuales
candidatos para las elecciones de término medio que se aproximan, el
gobernador Sergio Urribarri inició este 2013 como si estuviera en
campaña, promete viviendas, cambios en su gabinete, inaugura obras y
anuncia a sus más íntimos (por ahora) que su intención es pasar a las
ligas mayores y que, para ello, necesita superar los altísimos guarismos
electorales del 2011. Fuentes confiables y de estrecha relación con
Urribarri aseguraron a DIARIOJUNIO que se propone bordear el 60 %. Ese
pretencioso objetivo abre un gran interrogante esto es, ¿cómo lograrlo
cuando las legislativas rara vez fueron favorables al oficialismo?.
Según la misma fuente, el método que utiliza es simple, desde el acto
con la presidente CFK, el gobernador viene haciendo un seguimiento
estricto del comportamiento de cada intendente y dirigente distrital,
para lo cual, pide a sus colaboradores que apunten cuánto moviliza cada
uno. A modo de pista, quienes conocen la intimidad del poder, hacen una
lista en la que ubican a los más y menos preferidos por el mandamás. Al
tope aparece Adan Bahl y en los últimos puestos el casi inexistente
ministro de educación Eduardo Lauritto y Hugo Cettour; este último
titular del área Salud donde habría cambios, también en Producción. Es
más, una de esas fuentes aseguró que Roberto Schunk podría ser parte de
un enroque y encabezar la lista de diputados. Asimismo, informamos en
esta nota quiénes son los que integran el núcleo duro del poder y con
quienes discute política y estrategias el gobernador.
Claudio Gastaldi
“hace más de 30 años que milito en el peronismo y
nunca ocurrió lo de ahora, en otras épocas a esta altura (próximo a las
elecciones) estaríamos a los codazos, piñas y patadas entre todos los
que aspiran llegar a las listas de diputados nacionales”, dijo a
DIARIOJUNIO una de las fuentes consultadas quien además agregó, “esto es
así gracias al fuerte liderazgo de Urribarri”. El funcionario, que
obviamente observa este detalle como un dato altamente positivo, no deja
de ser preocupante.
Es que, en Entre Ríos el debate político de fondo es prácticamente inexistente. La desaparecida (o cuasi) oposición, cuya incapacidad para describir agenda más allá del dictado de algunos multimedios, está más que a la vista, sumado al nivel de concentración de poder que logró Urribarri permite que, las decisiones políticas de fondo queden en manos de un núcleo duro integrado por personas que, en muchos casos, la sociedad ni sabe que existen.
Las fuentes consultadas coinciden en que ese núcleo duro de poder está integrado por Analía (esposa de Urribarri y a quien hacen aparecer como jugando un papel casi decisivo) ; Mauro (hijo del gobernador) ; Adan Bahl (Ministro de Gobierno) ; Juan Pablo Aguilera (cuñado y hermano de Analía) ; Pedro Baez (Ministro de Comunicación) ; Sigrid Kunath, (Secretaria General y de Relaciones Institucionales de la Gobernación) ; Hugo Ballay (titular de Enersa) ; Julio Rodríguez Signes (Fiscal de Estado) ; Ignacio Labarba y Sergio Gómez, sus asesores de imagen, son, a veces todos y otras solo algunos, los que integran las cavilaciones del poder.
CAMBIOS Y PROMESAS
Como si estuviera en plena campaña Urribarri aparece deportivo, distendido y aparentemente despreocupado por el destino electoral cuando en realidad, su casi exclusiva preocupación es, qué sucederá en Octubre.
Sus íntimos saben que su objetivo de máxima es acceder a las ligas mayores (integrar la fórmula nacional en 2015), cree que su excelente llegada a la presidente es una señal como pocas. Sin embargo, sabe que para ello, hace falta además, mostrar que su fuerza provincial no ha decaído.
La prueba para demostrarlo es el 2013 y partiendo de saber que la presidente se juega una carta fuerte en las elecciones legislativas de octubre, su aspiración y lo que le quita el sueño es alcanzar o superar el porcentaje de votos logrados el pasado 2011 (57 %). En rigor casi una quimera si se piensa en históricos comportamientos sociales y políticos en elecciones legislativas.
Siempre sonriente y rodeado de gente, inaugura obras ; promete encarar políticas tan sensibles como la construcción (2.000 por año) de viviendas (uno de los puntos flojos y críticos de sus dos gestiones) y cuyo financiamiento principal serán los fondos nacionales; asegura que realizará cambios en su gabinete, algo que haría recién después del primer semestre o sea justo antes de los comicios. En fin, Urribarri se ha destapado como un encantador de serpientes, un prestidigitador que logra entusiasmar con poco.
CETTOUR, SCHUNK Y LAURITO
Desde el comienzo de la gestión el ministro que apareció siempre más depreciado fue el de salud Hugo Cettour cuya cintura de pollo y pasado menemista explícito lo condenan. Nuestras fuentes aseguraron que es el único que aparece en la grilla de los que “se irán a su casa”, como dijo Urribarri cuando sin dar nombres prometió cambios en su gabinete.
El otro ministro de poco filo con el poder es Lauritto, casualmente también de C. del Uruguay igual que Cettour. Aunque su paso por ese ministerio pasa sin pena ni gloria, no estaría en la grilla de los que deberán volver a casa. Igualmente su escaso, nulo (e indisimulable), compromiso (de ahora y de antes) con el proyecto K y con todo aquello que exija definiciones tajantes, lo alejó tanto del poder que Urribarri no le atiende el teléfono y en el despacho de Bahl sigue apareciendo el título de Ministro de Gobierno, Justicia y “Educación” como si Lauritto estuviese pintado.
Otro ministro que aparece en los comentarios es el de Producción Roberto Schunk, el único (además de Baez) ministro con pasado “progre” en el gabinete. Schunk podría dejar el ministerio y encabezar la lista de diputados nacionales.
OPOSICIÓN, EL MEJOR ALIADO DE URRIBARRI Y DEL PROYECTO K
Gracias a la bonanza económica de esta década producto de correctas políticas nacionales, Entre Ríos ha sido favorecida claramente. Esto sin desdeñar la clave principal, o sea, el alineamiento claro del gobernador con esas políticas, sobre todo en los tiempos en que pocos se animaban a defender el proyecto K. Así, el imponente apoyo nacional y la catarata de recursos que provienen de la nación, a Urribarri le ha alcanzado y sobrado para manejar la provincia sin sobresaltos. Nunca en Entre Ríos se han hecho tantas pero tantas obras, si por algo será recordada su gestión, será por esto.
Y con esto le alcanzó pues y salvo en materia impositiva donde ha mostrado políticas públicas con sintonía fina, Urribarri no ha hecho mucho más que esto, aunque tampoco mucho menos. O sea, Urribarri se muestra claramente preocupado por lograr que Entre Ríos crezca y se potencie, sin embargo, el punto está en cómo se lograría este objetivo absolutamente reivindicable.
En Entre Ríos existe un núcleo duro de pobreza estructural que este gobierno no ha atacado. Son pobres estructurales que seguirán reproduciendo pobres ; la cada vez mayor necesidad de viviendas dignas será una tarea inconclusa y pendiente de sus gobiernos si en estos años que restan (poco más de dos) no se produce una extravagancia que logre menguar todo lo que no se hizo.
En Entre Ríos sigue habiendo un altísimo porcentaje de trabajadores en negro y este gobierno no ha hecho nada de nada para menguar este estado de cosas que quita el sueño al proyecto K pues es uno de los talones de Aquiles a la hora de hablar de distribución de la riqueza. Más aún, Urribarri sostiene como ministro del área a quién presentó como una promesa juvenil y no solo ha hecho poco y nada por el tema sino que formula declaraciones irritantes, como cuando dijo que en Concordia se había logrado pleno empleo.
En materia de construcción de poder político, las viejas prácticas clientelares y punteriles han cambiado poco y nada con lo cual, si mañana se produjera la vuelta del menemismo, serían muy pocos los militantes justicialistas que resistirían el intento.
El tema judicial, encarado como principal para la Presidente, aparece como tabú para Urribarri. Un dato insoslayable, ningún funcionario judicial entrerriano firmó la solicitada en la que camaristas, jueces, fiscales, defensores y demás, plantearon una clara distancia con el concepto de una justicia injusta que no se anima a tocar al poder real e insiste con dedicar sus esfuerzos a enganchar perejiles y desheredados con cara de expedientes que llenan las cárceles.
En salud ha mantenido a un ministro que cuando le tocó definir políticas públicas lo hizo contradiciendo los dictados de la nación, amén de no haber generado ningún cambio positivo en la materia.
En fin, solo alguno de los temas que deberían formar parte de una agenda diaria de discusión en la que debiera pensar especialmente la militancia que se siente más comprometida y que, sin embargo, no aparecen ni por asomo. Sería bueno concluir en que, la falta de debate y de tensiones en tiempos de democracia no es el mejor horizonte.
Es que, en Entre Ríos el debate político de fondo es prácticamente inexistente. La desaparecida (o cuasi) oposición, cuya incapacidad para describir agenda más allá del dictado de algunos multimedios, está más que a la vista, sumado al nivel de concentración de poder que logró Urribarri permite que, las decisiones políticas de fondo queden en manos de un núcleo duro integrado por personas que, en muchos casos, la sociedad ni sabe que existen.
Las fuentes consultadas coinciden en que ese núcleo duro de poder está integrado por Analía (esposa de Urribarri y a quien hacen aparecer como jugando un papel casi decisivo) ; Mauro (hijo del gobernador) ; Adan Bahl (Ministro de Gobierno) ; Juan Pablo Aguilera (cuñado y hermano de Analía) ; Pedro Baez (Ministro de Comunicación) ; Sigrid Kunath, (Secretaria General y de Relaciones Institucionales de la Gobernación) ; Hugo Ballay (titular de Enersa) ; Julio Rodríguez Signes (Fiscal de Estado) ; Ignacio Labarba y Sergio Gómez, sus asesores de imagen, son, a veces todos y otras solo algunos, los que integran las cavilaciones del poder.
CAMBIOS Y PROMESAS
Como si estuviera en plena campaña Urribarri aparece deportivo, distendido y aparentemente despreocupado por el destino electoral cuando en realidad, su casi exclusiva preocupación es, qué sucederá en Octubre.
Sus íntimos saben que su objetivo de máxima es acceder a las ligas mayores (integrar la fórmula nacional en 2015), cree que su excelente llegada a la presidente es una señal como pocas. Sin embargo, sabe que para ello, hace falta además, mostrar que su fuerza provincial no ha decaído.
La prueba para demostrarlo es el 2013 y partiendo de saber que la presidente se juega una carta fuerte en las elecciones legislativas de octubre, su aspiración y lo que le quita el sueño es alcanzar o superar el porcentaje de votos logrados el pasado 2011 (57 %). En rigor casi una quimera si se piensa en históricos comportamientos sociales y políticos en elecciones legislativas.
Siempre sonriente y rodeado de gente, inaugura obras ; promete encarar políticas tan sensibles como la construcción (2.000 por año) de viviendas (uno de los puntos flojos y críticos de sus dos gestiones) y cuyo financiamiento principal serán los fondos nacionales; asegura que realizará cambios en su gabinete, algo que haría recién después del primer semestre o sea justo antes de los comicios. En fin, Urribarri se ha destapado como un encantador de serpientes, un prestidigitador que logra entusiasmar con poco.
CETTOUR, SCHUNK Y LAURITO
Desde el comienzo de la gestión el ministro que apareció siempre más depreciado fue el de salud Hugo Cettour cuya cintura de pollo y pasado menemista explícito lo condenan. Nuestras fuentes aseguraron que es el único que aparece en la grilla de los que “se irán a su casa”, como dijo Urribarri cuando sin dar nombres prometió cambios en su gabinete.
El otro ministro de poco filo con el poder es Lauritto, casualmente también de C. del Uruguay igual que Cettour. Aunque su paso por ese ministerio pasa sin pena ni gloria, no estaría en la grilla de los que deberán volver a casa. Igualmente su escaso, nulo (e indisimulable), compromiso (de ahora y de antes) con el proyecto K y con todo aquello que exija definiciones tajantes, lo alejó tanto del poder que Urribarri no le atiende el teléfono y en el despacho de Bahl sigue apareciendo el título de Ministro de Gobierno, Justicia y “Educación” como si Lauritto estuviese pintado.
Otro ministro que aparece en los comentarios es el de Producción Roberto Schunk, el único (además de Baez) ministro con pasado “progre” en el gabinete. Schunk podría dejar el ministerio y encabezar la lista de diputados nacionales.
OPOSICIÓN, EL MEJOR ALIADO DE URRIBARRI Y DEL PROYECTO K
Gracias a la bonanza económica de esta década producto de correctas políticas nacionales, Entre Ríos ha sido favorecida claramente. Esto sin desdeñar la clave principal, o sea, el alineamiento claro del gobernador con esas políticas, sobre todo en los tiempos en que pocos se animaban a defender el proyecto K. Así, el imponente apoyo nacional y la catarata de recursos que provienen de la nación, a Urribarri le ha alcanzado y sobrado para manejar la provincia sin sobresaltos. Nunca en Entre Ríos se han hecho tantas pero tantas obras, si por algo será recordada su gestión, será por esto.
Y con esto le alcanzó pues y salvo en materia impositiva donde ha mostrado políticas públicas con sintonía fina, Urribarri no ha hecho mucho más que esto, aunque tampoco mucho menos. O sea, Urribarri se muestra claramente preocupado por lograr que Entre Ríos crezca y se potencie, sin embargo, el punto está en cómo se lograría este objetivo absolutamente reivindicable.
En Entre Ríos existe un núcleo duro de pobreza estructural que este gobierno no ha atacado. Son pobres estructurales que seguirán reproduciendo pobres ; la cada vez mayor necesidad de viviendas dignas será una tarea inconclusa y pendiente de sus gobiernos si en estos años que restan (poco más de dos) no se produce una extravagancia que logre menguar todo lo que no se hizo.
En Entre Ríos sigue habiendo un altísimo porcentaje de trabajadores en negro y este gobierno no ha hecho nada de nada para menguar este estado de cosas que quita el sueño al proyecto K pues es uno de los talones de Aquiles a la hora de hablar de distribución de la riqueza. Más aún, Urribarri sostiene como ministro del área a quién presentó como una promesa juvenil y no solo ha hecho poco y nada por el tema sino que formula declaraciones irritantes, como cuando dijo que en Concordia se había logrado pleno empleo.
En materia de construcción de poder político, las viejas prácticas clientelares y punteriles han cambiado poco y nada con lo cual, si mañana se produjera la vuelta del menemismo, serían muy pocos los militantes justicialistas que resistirían el intento.
El tema judicial, encarado como principal para la Presidente, aparece como tabú para Urribarri. Un dato insoslayable, ningún funcionario judicial entrerriano firmó la solicitada en la que camaristas, jueces, fiscales, defensores y demás, plantearon una clara distancia con el concepto de una justicia injusta que no se anima a tocar al poder real e insiste con dedicar sus esfuerzos a enganchar perejiles y desheredados con cara de expedientes que llenan las cárceles.
En salud ha mantenido a un ministro que cuando le tocó definir políticas públicas lo hizo contradiciendo los dictados de la nación, amén de no haber generado ningún cambio positivo en la materia.
En fin, solo alguno de los temas que deberían formar parte de una agenda diaria de discusión en la que debiera pensar especialmente la militancia que se siente más comprometida y que, sin embargo, no aparecen ni por asomo. Sería bueno concluir en que, la falta de debate y de tensiones en tiempos de democracia no es el mejor horizonte.
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